Por unas gotas de la tormenta de tu risa,/
por un sólo golpe de tu viento,/
por una ola de tu mar,/
por un descanso en tu playa,/
por una rendija de la luz de tus ojos.//
Por una huella de tus pasos,/
por una hoja de tu árbol,/
por un secreto de tu cama,/
por la cortina de tu ventana,/
por un reflejo de tu espejo.//
Por una sombra de tu presencia,/
por un ave de tu espacio,/
o por una nube,/
¡no digamos, por una estrella!//
¡Qué no daría yo!//
Por una letra de tu vida,/
por un calor de tu fuego,/
por un ruido de tu quietud.//
Por un segundo de tu tiempo,/
por una equivocación de mirarte,/
por un intento de besarte,/
por un escalón que te baje hacia mí,/
por una pizca de tu sal,/
¡no digamos, por un insinuado sabor de tu azúcar!//
¡Qué no daría yo!
|